La evolución como solución al problema del clima y la energía, y el círculo vicioso de la limitación al desarrollo

En la actualidad, se da mucha importancia desde los diferentes gobiernos y organizaciones internacionales, al problema energético y del clima. Desde estos, se pretende atacarlo mediante Directivas y Reglamentos (UE), Acuerdos Marco Internacionales (MERCOSUR), y directrices de estas org supranacionales (ODS de la ONU), que buscan el compromiso de los diferentes Estados (ley 7/2021, en el caso de España) para la limitación y reducción de las emisiones de CO2, principalmente.

No se puede poner coto al desarrollo. La transición energética debe hacerse de manera sostenible al desarrollo tecnológico e industrial, sin implicar una perdida de soberanía o un encarecimiento de los precios que afecten a la producción nacional.

Se debe tener en cuenta que el mayor recurso que el hombre tiene a su disposición es, precisamente, la inteligencia humana. Por tanto, no se puede limitar el uso o explotación de los recursos naturales, aunque sea bajo la bandera de la sostenibilidad, entendida en este caso como el no agotamiento de los mismos, o de la acción por el clima, ya que el efecto de esto es inevitablemente una ralentización del desarrollo, es decir, limitarlo, ponerle coto.

Y, quien dice desarrollo, dice evolución, aprovechar nuestro recurso más valioso, nuestra inteligencia, que además, nos ha permitido, a lo largo de la historia, adaptar el medio nuestras necesidades (sin necesidad de adaptarnos fisiológicamente nosotros al medio), permitiéndonos sobrevivir a la adversidad y los cambios del medio, más fácilmente que otras especias, quizás mejor adaptadas o con mayor facilidad bioadaptativa.

Probablemente, el legislador, o el activista, analizan estos recursos naturales, desde su perspectiva más puramente física o material, sin tener en cuenta este efecto evolutivo de la humanidad… Así como ocurrió antaño con el carbón, ese que tanto contaminaba y que se iba a acabar.. y se evolucionó, gracias al desarrollo a que dio oportunidad su explotación, y hoy en día hay muchas mas industria y transportes (globalización) que entonces, y sobra el carbón, que ni siquiera resulta ser valioso a nivel económico en la actualidad.

Por eso, y cogiendo la perspectiva adecuada a la hora de valorar una teoría del cambio climático, con la magnitud de esta y su escala, y plantear posibles acciones contra los efectos de la misma, para hacer una verdadera lucha contra el cambio climático, se debe, desde la Administración, y vía legislativa, apostar por la inversión en la investigación y estudio de cualquier cuestión relativa a la acción contra el cambio climático, la utilización de nuevas fuentes de energía, las nuevas formas de aumentar su rendimiento, etc..

Atendiendo mientras tanto a la necesidad de regular el uso actual de los combustibles y energías, pero no con un afán recaudatorio o de limitación, sino de control del buen uso de los mismos.

En general, desde la Administración corresponde promover la evolución hacia una energética eco-sostenible, controlar el buen uso de las posibilidades energéticas actuales, evitando el despilfarro y la contaminación innecesaria, y procurando una soberanía energética que evite el encarecimiento de los combustibles y límite el desarrollo de nuestra sociedad hacia esa realidad de energía verde y sostenible anhelada.

Por desgracia, la realidad es que, en España, estamos asistiendo a un suicidio energético, por las políticas internacionales de control de emisiones de los estados, que efectivamente, afectan a aquellos que se comprometen a cumplirlas (mientras que China , por ejemplo, emite más gas contaminares que todos los países desarrollados juntos), como por la voladura, desde el Gobierno de la Nación, de nuestras posibilidades de explotación energética, con la destrucción de centrales térmicas y la clasificación como energía contaminante de la nuclear. Lo que nos lleva a una situación en la que no podemos producir una energía asequible dentro del territorio, y acabemos por importar la energía de potencias externas, a un mayor costo, y en muchas ocasiones tratándose de una energía que resulto muy contaminante en su proceso de producción, resultando de esta operación una suerte de energías encarecidas y contaminantes, sin solucionar ninguno de los problemas que pretenden atacarse.


Santiago, Sofía,  Fátima  y Juan Maria

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