La economía circular y Derechos Humanos, algo más que una utopía


La conocida Agenda 2030 en la que se determina una serie de objetivos para el Desarrollo Sostenible, tiene una especial preocupación por el respeto de los derechos humanos en todo el mundo. Para ello propone una serie de medidas y políticas a fin de que su cumplimiento se haga realidad y  que no se trate de una utopía, como en muchas ocasiones ha sucedido, sin hacer  distinciones a la hora de desarrollar estas políticas.

Esto genera una serie de controversias, ya que, aunque queda muy bonito expresar que van a luchar por los derechos humanos de todos, poniendo a las personas como centro y sin dejar olvidado a nadie, hay muchos intereses, tanto económicos como políticos, que hacen que esto no sea tan fácil hacerlo realidad, o incluso no convenga hacerlo realidad porque en muchas ocasiones prevalece la política o la economía antes que los propios ciudadanos.

 Aunque suene triste, esta es la realidad, solo hay que mirar históricamente los comportamientos que han tenido y a día de hoy en muchos casos están teniendo los diferentes gobiernos a la hora de llevar a cabo estas políticas.

Uno de los grandes problemas que nos encontramos sobre el reconocimiento y respeto de los Derechos Humanos es que, en muchas ocasiones, todo gira en torno a los beneficios económicos, poniendo en un segundo lugar a la ciudadanía.

Todo esto se ve reflejado en los diferentes actos que llevan a cabo en el marco de los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” como son por ejemplo erradicar la pobreza y garantizar la paz en el mundo, la igualdad entre personas, el trabajo decente, la protección a la infancia, entre otros.

Sobre el papel todo parece alcanzable y posible de conseguir, pero la realidad es otra cuando se trata verdaderamente de cumplir. Un ejemplo claro es el tema del agua y el saneamiento, es decir la gestión  de servicios públicos; pero también lo es la contaminación del aire por lo que es esencial que se garantice el derecho a un aire limpio o al medio ambiente adecuado.

Otro ejemplo de esto, lo tenemos a la hora de la erradicación del hambre, un tema que genera mucha controversia, ya que, en muchas ocasiones vemos a cadenas de pizzas, hamburguesas u otro tipo de productos, anunciando y publicitando que van a proporcionar alimentos determinados días a la semana a las personas indigentes o sin techos de las ciudades donde se encontraran. En muchos casos, esta medida es pura política, pura demagogia que lo que intenta es, ni más ni menos, buscar un beneficio económico a través de publicitarse como negocio “solidario”.

En vez de esto, podrían adoptarse una serie de medidas para luchar por los objetivos de desarrollo sostenible, que favorecieran la contratación de personas sin recursos, o en situaciones de especial vulnerabilidad,  en determinadas empresas, lo que ayudaría a estas personas a prosperar tanto profesional como económicamente.

En definitiva, son muchas las políticas y los movimientos que todos podemos hacer para conseguir poco a poco ir cumpliendo con cada uno de los objetivos, pero para ello necesitamos políticas que verdaderamente se interesen por eso, que no sea pura demagogia para que todo parezca utópico, sino que, verdaderamente sean medidas contrastadas que aseguren el desarrollo sostenible, mirando más por los intereses sociales y por dichas medidas, que por los intereses económicos, que es lo en muchas ocasiones prevalece hoy en día.

Francisco Manuel, Inmaculada, Francisco Tomás y Antonio.

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